¡Qué sordo y torpe he sido!.... así empezaba hace un año este rincón minúsculo del universo… en un momento en que no sabía hacia dónde ir ni cómo… rodeada de oscuridad… sin saber distinguir la verdad de la mentira… aruñada en el alma… anulada mi personalidad… yo ya no era nada… me ahogaba en una tormenta de soledad de la que no era capaz de salir y busqué aquí un hombro sobre el que llorar y escupir… tenía mucho tiempo libre que dedicaba a auto flagelarme por mi estupidez y me volqué en esto… siempre he pensado que es bueno mirarse uno dentro y ver que hay… ponerle un nombre a esas sensaciones que vibran y golpetean dentro… dentro del cuerpo y dentro de la cabeza… con la libertad de sentir lo que haya por sentir… con la mentalidad abierta para aceptar que se siente… que eso que se siente no es bueno ni malo… sólo es lo que se siente… y escribirlo… dejando las manos libres pero atadas al interior y sin censuras… miré dentro… y con este ejercicio de escribir experimenté en primera persona eso que dice Juan José Millás de que la escritura cicatriza las heridas en el mismo instante de abrirlas… acepté lo que sentía y conseguí que dejase de apoderarse de mí… por fin podía mirar hacia delante y seguir sin lastre… ahora apenas tengo tiempo para hacerlo pero sigue teniendo el mismo efecto de calor y remanso dentro de mí… escribir se ha convertido en una especie de actividad secreta que me excita y asusta al mismo tiempo… y sin embargo me gustan mis citas esporádicas conmigo misma… me mantienen consciente de lo que estoy sintiendo… y me permiten saborear y deleitarme con lo que estoy viviendo…
Hoy siento: plenitud… el año que se va vino con muchos deseos y todos se han cumplido con creces…
Suena: la suerte de mi vida… el canto del loco (en mi cabeza había un sueño que se ha hecho realidad…)
Frase: El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo. Epicuro
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