muchas veces... demasiadas veces... por mil motivos... el ser humano se hunde... y cuando parece que llega al fondo... su cuerpo se vuelve como de corcho... obedece a arquímedes... y sube hasta la superficie... la velocidad de subida solo depende de cuanto lastre puedes quitarte... pero el corcho siempre... sale a flote...


Sed bienvenidos a mi humilde mundo....

miércoles, 2 de febrero de 2011

volví para mostrarte que podía volar...


Yo era débil, demasiado débil para volar,
pero tú estabas allí, bien a mi lado,
incitándome a hacerlo...
Extendí las alas y abandoné el nido,
jurando que nada se me opondría.
Probé el amor y probé la vida,
pero no lo bastante para satisfacerme...
Incitándome a continuar y dándome fuerzas,
te oía diciéndome: ¡Adelante pequeña!
¡Puedes hacerlo, no es más que la vida!
¡No tiene nada de particular!
Es sólo... cuestión de entenderla por dentro.
Como una estrella en el cielo de medianoche,
que se disuelve en la mañana,
volví para mostrarte que podía volar,
pero tú te habías ido sin avisar...
  “Robin Klein... Volví para mostrarte que podía volar”
Esta es la canción que Angie le canta a Seymour en el libro... me acompaña desde los 15 años... siempre vuelve a mi cabeza cuando alguien se marcha... y jolines... siempre me hace llorar...
  
Hoy siento: de todo... pero mezclado... no agitado (jajajajaja)
Suena: sorry (live in Tiboli)... kyteman… (no tiene letra… pero te eriza la piel... adoro esa trompeta... y tiene la capacidad de hacerte sentir diferentes cosas según tu estado de ánimo... pruébalo... siéntelo... déjate ir... es maravillosa...)



Frase: Las diminutas cadenas de los hábitos son generalmente demasiado pequeñas para sentirlas, hasta que llegan a ser demasiado fuertes para romperlas... Samuel Johnson
Imagen:


No hay comentarios: